En Cantos de Gamelyn F. Oduardo Sierra


 

La poesía se vuelve invaluable, como un retrato de personas que ya no están, o que están lejos. Con este libro es más oportuno porque las imágenes vienen cargadas de ritmo, además de palabras. La palabra del poeta viene con la “la gravedad del agua”, “la densidad de las cosas y la pesaera que nos lleva al fondo” (21). Sin embargo, nos sumerge en una especie de burbuja con aire, tenemos aliento mientras contemplamos como se hunden ciertas cosas. Es posible salir a la superficie, rescatar las que sobreviven y construir en esos abandonos, algo nuevo con las manos y con las ruinas. “La isla quiebra y yo también estoy roto/pero le escribo” (9). La poesía como el primer bloque, tener algo que nos pertenezca: la historia y su testigo; lo entiende: “Y cuando pienso en el vacío, estoy claro que este es mi vacío y lo asumo” (4). Es esa pausa entre el verso que atisba un respiro, un intento; algo parecido a cuando nos olvidamos de respirar. Eso proveen estos poemas al lector: un recordatorio a dejar de aguantar la respiración. Escribir es decirle al futuro que las cosas están pasando.

 

La fragmentación lírica de En-cantos más que como ruptura, funciona como una abolladura de papel. Existe una posibilidad de volver a conectar, aunque el papel no sea como antes (como sugiere el mapa estrujado en la portada del libro). Es un trazo que nos ofrece el poeta por cuadros cotidianos, políticos y sociales. La poesía aparece en la acumulación de cosas pequeñas, “cosas que parecerían no decir nada” (3). Las pequeñas victorias como “manejar mejor el tiempo, dejar los vicios y echar a lavar la ropa a lavar” (3) se suman a esta poesía. Los versos contienen palabras que encantan lo mismo en el almuerzo para volver a la oficina o después de talar un monte bajo el sol. Propone que “habrá que ser más valientes, pasar el cepillo y tirar otra capa de bitumul” (14). El intento persiste; ser valiente en la contumacia de tapar hoyos, aunque sigan ahí. La valentía cercana a lo irracional, pero también a lo inevitable.

 

No solo hay un paseo por la calle, hay un recorrido por la memoria; existe un regreso (y salida) a la casa. Los olores, los sabores, las miradas; todas, en el momento indicado te regresan a tu casa en medio del trabajo, o de la crisis perpetua. Reflexiona el poeta: “Pienso que la mente es frágil (lo es) y que estoy más presente de lo que debería estar” (15). Es un cuarto lleno de agua eso de estar en la memoria en contra de tu voluntad.  En este sentido, su poesía se vuelve inevitable. Insisto en esta palabra. Disculpen. 

 

El poeta contempla: “Pienso que/se deberían quemar más cosas, a veces todas las cosas/después del humo y la ceniza nos quedará la poesía y sus enfisemas” […] Como si fuera poco” (16). Versos obstinados en quedarse -en permanecer, para ser más precisos-, y en regresarte al presente de la página y a la poesía. Muchos lo sabemos, que "absolutamente fucking nada volverá a ser como antes" (18). Así pasan los años (como han pasado desde la primera impresión de este libro) y la razón le sigue perteneciendo al deber del escribir. Esto puede resultar algo terrible. "La transitoriedad es un lugar común" (19), la poesía del autor es un vehículo que se transporta para contemplarse ella misma. 

 

Las imágenes son un retrato del Puerto Rico presente, lo camines o le pases por encima en el carro.Se presentan la amistad, la enemistad y la maldad; la crisis del país, el desplazamiento, la falta de luz y agua, el perpetuo desastre, y lo que se ha vuelto cotidiano: la construcción de ruinas. Hay un encuentro de voces reunidas en un solo libro. Las voces (y caras) que vemos en el jangueo, las que extrañamos, las que están cerca, aunque no están, y las que se fueron, pero siguen con nosotrxs. A través de la poesía permanecen los cuerpos (en palabras) obligados "al destierro, al Facebook chat y a las relaciones de larga distancia, a la nostalgia de encuentros fugaces o al olvido" (13). 

 

En el poema La rumba no es como ayer 2 (hay dos poemas para insistir), la reiteración de que Cachete esté presente, aunque “está malito” y lo puede “decir ciento ochenta veces. ESTÁ” (31); nos podemos insertar en ese sentimiento; que nosotrxs también estamos, que también queremos ver a Cachete, y queremos ver a nuestrxs amigos aquí, aunque ninguno esté bien, "aunque ya no sea lo mismo, aunque no se escuche igual". Lo importante es estar.

Cierra el poeta victorioso en su viaje y nosotrxs en la compañía lectora: “Bajo la ventana, hago olas con las manos en el viento y sigo pensando en sedición, en crearle al gobierno este problema poético" (46). Cuánto sigue pasando y el problema, por fortuna y por vocación, no se resuelve.  

 

Celebro la reimpresión de este poemario publicado en el 2018 por la editorial independiente de libros hechos a mano, La Impresora. Me gusta pensar que los libros hechos a mano ejercen una fuerza agregada en la ejecutoria de la escritura. Yo tengo la copia 102 de 150 copias (aproximadamente). Es un objeto que cobra más valor, considerando el asalto a la cultura, el desmantelamiento de la educación, el intento por trivializar el estado actual de las cosas y personalizar el fracaso que nos ahoga en los últimos años.




Pueden conseguir su copia a través de nuestra tienda en Etsy (La Impresora/Etsy), en las librerías y espacios de venta que nos apoyan y directamente con el poeta.

 






 

 

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